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Cuando pienso en huaquechula evoco ese olor a carbón que sale de las casitas y el olor a tierra, que en temporada de muertos se mezcla con el de la flor de cempasúchil y el de la juncia regada en los pisos de las casas donde hay ofrendas. Las gallinas y los guajolotes amenizan la reunion con sus cacareos y no falta el perro callejero por aquí y por allá dueño de todas las aceras.
Recuerdo caminatas por las callecitas que son tan pintorescas, y mientras camino buscando me voy fijando en una tiendita aquí, otra allá con una luz tenue , como las de los cincuentas. No he llegado al centro y ya no puedo caminar tan rápido, la feria del pueblo ni con todo su ruido evita que siga habiendo este aire de misterio y de recogimiento que se crea alrededor del pueblo. Para la gente del lugar es sagrada la fecha y sagrada la hospitalidad.
Es increible como se preparan para recibir a los visitantes , con cuánto respeto, con cuánta naturalidad te permiten pasar a su casa y te invitan a comer de su mesa, especialmente preparada para quien quiera llegar y quedarse a velar un rato. Agüita de jamaica, fruta, mole! Y pan de dos tipos y ambos con un significado especial. Desde mi ignorancia no sabia que esas “bolitas” arriba del pan significan los huesos y la cabeza del muerto, y el pan rojo la sangre.
Y luego, el caminito de flores para llegar al altar , que hasta donde yo sé porque le pregunté a uno de los lugareños era de nueve pisos o siete…y cada uno significa desde el inframundo hasta el cielo. Ahora son tres niveles,me acuerdo que en el primero habia frutita en un plato de barro, habían cirios e incienso, más terrenal, o material.
El segundo es bellísimo porque honrra la memoria de la persona, su fotografia y espejos que no lo reflejan, al difunto , pues. Lo que le gustaba, sus cigarritos si fumaba, su comida favorita, su bebida preferida todo para recordar que estuvo entre los vivos. Y el último para honrrar a dios , el cielo, los ángeles…y entonces pienso cuánto amor y cuanta entrega puesta ahí.dedicación y mucha celebración,una mezcla! Dolor, tristeza, alegria y gozo como lo celebraban nuestros ancestros y como veían la muerte , un ciclo más que se cumple, pero no el final.
Después de comer mucho pan , mole y tomar mucho chocolat e, amén de escuchar varias anécdotas que los familiares cuentan de sus difuntos, me encaminé al exconvento… ¿ cómo habrá sido la vida ahí? El claustro! Un lugar con un hermosos paisaje alrededor. Yo si regreso este año desde el día primero de noviembre,cerquita de atlixco. Tiene un encanto único ese mágico huaquechula y es considerado patrimonio de la humanidad.

¡HUAQUECHULA PUEBLO MÍSTICO Y MÁGICO!


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